miércoles, 20 de julio de 2011

Se confirma que el fútbol es así

nota robada prestada de El Mundo Today | Deportes


A VECES SE GANA Y A VECES SE PIERDE

Se confirma que el fútbol es así

Publicado el 17 de noviembre de 2009 
Un estudio encargado por la Real Federación Española de Fútbol ha confirmado lo que muchos ya venían sospechando desde hace tiempo: el fútbol es así. La investigación, que ha contado con el apoyo económico del Ministerio de Cultura, matiza que “el deporte rey podría haber sido de otro modo, pero una vez se constata que es así, prueba tú a cambiarlo y verás cómo lo nota todo el mundo”, en palabras del sociólogo Armando Sicursiv, quien ha querido recalcar que del estudio “no se desprende que esté bien o mal que el fútbol sea así y, si a alguien no le parece bien, todo es hablarlo”.
Las conclusiones del informe, que se ha presentado esta mañana en una multitudinaria rueda de prensa, se han obtenido a partir de la observación de un gran número de partidos de fútbol. Cuando Sicursiv ha confesado que en casi todos estos partidos jugaba el Atlético de Madrid “porque yo soy colchonero”, algunos periodistas han criticado la metodología y se han sorprendido de que, tomando como referencia el equipo rojiblanco, se haya podido corroborar que en el fútbol a veces se gana y a veces se pierde, en vez de constatar únicamente lo segundo. “La sociología también es así”, ha argumentado el experto, “y hay estudios que lo confirman”.
Finalmente, y como dato accesorio, Armando Sicursiv ha revelado que, en el transcurso de la investigación, ha podido demostrar “que a mi mujer no hay quien la aguante”.

lunes, 18 de julio de 2011

Ilusiones ópticas

(el siguiente relato fue escrito antes del partido entre Paraguay y Brasil, cualquier semejanza en el desarrollo de este con el primer párrafo de la siguiente crónica son mera coincidencia)



En el fútbol, la estadística tiene una influencia indirecta; tener la mayor posesión no siempre se traduce en peligro, contar con más corners que el rival no significa haberlo doblegado más veces; haber rematado más no garantiza marcar, y mucho menos la victoria. La estadística en el fútbol tiene importancia, si, siempre y cuando se plasme efectivamente en el desarrollo del juego. En otros deportes  contar con cifras mejores o peores que el adversario actúa directamente en el resultado; por ejemplo, recibir el doble de remates que el rival aseguraría el sometimiento ante la derrota definitiva, tal vez por esto el fútbol esconde esa brujería que nos sigue confundiendo en que no siempre jugar bien da la victoria; y los ojos,  ilusión óptica mediante, vuelven caer en la trampa al asentir ese dudoso axioma; otra razón para considerarlo el deporte más hermoso del mundo.
Si en el partido de ayer entre Argentina y Uruguay por los cuartos de final de la Copa América la estadística hubiese influido como lo hace en el tenis, el equipo argentino no hubiera necesitado de los penales para quedar eliminado. Uruguay, un equipo concreto que sabe que hacer dentro del campo, se las ingenió para incomodar a la selección nacional, la cual, ya era presa de sus propias limitaciones al intentar desarrollar un juego asociado,  o en la nula solidez defensiva, etc. si el partido de ayer era de tenis, Argentina presentaría unos datos alarmante de errores no forzados, basto argumento para quedar excluida de la copa en los noventa minutos.
Da igual la cantidad de buenos o excelentes jugadores que un seleccionado esparza sobre el campo de juego, ninguna individualidad asegurará el éxito, ningún proyecto a futuro puede basarse en la premisa de “los buenos jugadores”, el fútbol fue, es y será un juego de equipo, sin la práctica en conjunto, sin las asociaciones, sin la dinámica funcionando colectivamente, sin una idea que se extienda en la búsqueda de la homogeneidad, difícilmente se logren los objetivos, porque como ayer, Argentina pudo ganar el partido, si, por esas cosas del fútbol, contó con posibilidades, pero nunca dio buenas sensaciones, nunca llegó a ser un equipo, y el rival, perro viejo, con sus barreras individuales usó la unión y el trabajo, multiplicando sus aptitudes; cada jugador tenía una función en el campo de juego, la sabía, y estaba encomendada a ella, Argentina en cambio era lo que Messi (el mejor de todos) podía hacer, todo lo generado recaía en el crack, no por abnegación, más bien por falta de compañeros que logren seguir y juntarse para el juego; no por que Messi sea el encargado de las acciones redentoras que sacarán de los raquíticos últimos 20 años sin títulos al fútbol argentino, más bien se debe a una falta de plan a desarrollar. Me gusta creer que esto ha sido un tropiezo, que las limitaciones son hijas del comienzo de un equipo del cual sólo se tiene el boceto, un bosquejo apurado por la ansiedad y la falta de comprensión que reina en la prensa y la sociedad argentina, al fin y al cabo, no están separados los tantos, y el seleccionado no podrá jamás estar exento de esta manera de vivir; llena de vértigo, encono, e incapaz de pararse a comprender al prójimo o a lo que sea.
La selección necesita de un proyecto, el cachetazo copero tendrá que servir para hacer autocritica, la cual se tiene que dejar ver en los próximos partidos (difícilmente se llegue a vislumbrar en una conferencia de prensa post encuentro, nadie cortará cabezas en esas situaciones tan calientes, ya vivimos esos años, algo hemos aprendido). Que el boceto encuentre una idea, que la idea forje un equipo, que el equipo vaya puliendo a los mejores jugadores para implementar la imagen buscada. Sin dudas la copa dejó mal parado no sólo al técnico y su plan de viaje, sino que también, por cuestiones físicas o simplemente desprovistos del escalafón requerido, a varios jugadores del equipo titular, sobre todo, en lo que a la defensa describe; huérfanos de un sistema defensivo que se deje reconocer, se apeló (como muchas veces se hizo en el sector ofensivo) a hacinar defensores los cuales muchos de ellos no son ni la mitad de lo que supieron ser, y sin un procedimiento estratégico que los ampare, quedan desguarnecidos, haciendo de sus errores una patología en su juego y una condena para el equipo; volvemos a lo mismo, hay que comenzar un proceso, concebir un planteamiento, poder decir “ok, la selección juega a esto, la reconozco, perderá, ganará, pero sé de qué va la cosa” esto no pasa, y para que pase, hay que laburarlo con esfuerzo y cabeza, de esta manera, en la próxima competición del equipo nacional, los amantes del fútbol disfrutaremos de lo que Messi puede aportar al equipo y no de lo que tiene que hacer para salvarlo; los caminos pueden ser muchos, pero el punto de partida sigue siendo el mismo: un proyecto. Tal vez esta también sea la manera de lograr que lo extraordinario sea, por fin, lo que pasa dentro del campo y no apuntillar a los jugadores que no les interese entonar ciertos versos de guerra, o que no se de tanta cabida a los que insisten en revelar testimonios populistas para la plebe ansiada de humo; no nos olvidemos, lo sustancial en el fútbol sigue pasando dentro del terreno de juego, y para ser importantes en él, hay que saber jugarlo como lo que es: una dinámica aplicada al juego de equipo, Nada te asegura la victoria, ganar nunca es fácil, pero si hay que disponer de un conjunto apto y un plan refinado para competir. 

jueves, 7 de julio de 2011

Juego apurado; volamos a ningún lado





Otro empate, otra desilusión, distintos rivales, mismos síntomas, la Selección Argentina volvió a empatar en su segundo encuentro de la Copa América y la calculadora ya no está exenta para lograr la clasificación, ya no depende de sí misma, y si bien se trata de un equipo plagado de gente con vasta experiencia en todas las situaciones que el fútbol puede presentar, si es cierto que sus propios conflictos lo empujaron hasta este lugar, sin necesidad alguna.
Luego del partido con Bolivia el seleccionado quedó en deuda, principalmente, consigo mismo, ya que lo demostrado hasta antes del inicio de la Copa, con el equipo titular, intentaba plasmar una idea, con sus impurezas y mecanismos mejorables, pero había una identidad que proyectaba un fin; juego colectivo, explotar a su máxima figura, intentar trazar similitudes con el mejor equipo de todos (el Fútbol Club Barcelona), etc. Llegó el partido con Bolivia y la sensación fue que se retrocedió a tiempos Maradonianos pero como DT, a esas oscuras noches de eliminatorias, se prometió un cambio para el partido con Colombia, el desenlace lo ameritaba porque nada de lo planteado hasta entonces se estaba dando y sus intérpretes ya ni aburrían por sonar en Sol mayor, directamente, desafinaban.  Batista para el 2do partido planteó un cambio, casi intrascendente, más aún en lo que fue el desarrollo del encuentro con Colombia; entró Zabaleta de lateral derecho, Zanetti pasó a jugar a la banda izquierda, ambos lugares, nunca se explotaron con claridad.
Se sabe que en el fútbol sudamericano, y más cuando es por los puntos (Copa América o Eliminatorias) los partidos resultan ásperos, sin espacios, con marcajes al límite, con rivales que al verse menores (pero no sintiéndose inferiores) logran planteos casi exclusivos para tal partido o tal otro (Mou no inventó nada) y Colombia con Bolillo Gómez lo hizo ayer, jugó un muy buen partido el equipo colombiano,  poniendo mayor intensidad en el centro del campo, lugar donde se gesta todo y donde Argentina nunca hizo pie, saliendo rápido de contra, convirtiendo a Romero en figura,  si ayer ganaba Colombia, la única sorpresa recaería en la total indiferencia en el juego de la Selección, una vez más.
El cuerpo técnico argentino padece el peor de los síntomas: está apurado, esto hace que sus decisiones carezcan de sentido común, cometen errores, no de principiantes, pero sí que se mostraban hace 30 años, el ejemplo más claro de esta angustia galopante es el final del partido de ayer, acumulando delanteros, todos estrellas, uno más que otro, y generando apenas peligro, por atropellada; no sé genera más peligro por apilar atacantes, entonces  ¿falta de sentido común? Sí, pero esta privación no es ignorada, sino que no es conseguida, la ansiedad genera presión y se actúa ahogado, mirando el reloj, no en el futuro; olvidándose de un proyecto, de una idea. La Selección no genera espacios, no rota, ni se desmarca, hace un juego estático que no logra anticiparse a ninguna jugada, tampoco genera sorpresa, las bandas no las utiliza y los encargados de distribuir el juego erran pases claros, sus receptores no se mueven, y los pases que no erran los hacen mal, cuando la jugada pide un toque corto, es largo y exigen a su destinatario, cuando debe ser un pase a un metro para que el recibidor en velocidad pueda desprenderse; el pase es atrás, cuando éste tiene que ser un toque atrás, la pelota va 2 metros más adelante, así es muy difícil.
La intranquilidad del banco argentino recae de manera explícita en el equipo, la selección no tiene juego asociado, y está apurada, mas corren los minutos, más aislado queda Messi, más pelotas pierden los defensores, más le patean a Romero, más se angustia el equipo. Ayer la lógica pedía asociar a gente como Pastore y Di Maria con Messi, no es que sepan más, es tan sólo que le pueden dar algo diferente a este equipo, o por lo menos intentarlo, pero sin dudas, que si los niveles de ansiedad no descienden difícilmente esto funcione, en el fútbol no hay una fórmula mágica que te haga ganar los partidos, lo que entrega ese resultado son los proyectos, la apuesta por una idea y su implementación, la famosa frase “jugando así se van a ganar muchos más partidos que los que se perderán” es el claro ejemplo de lo que es un proyecto, hoy por hoy Argentina está en las antípodas de esa definición.
Messi es el mejor jugador del mundo, y casi con seguridad lo siga siendo después de la Copa y por mucho tiempo, nadie niega sus condiciones y a la frase de Bilardo “Messi todavía no se dio cuenta de lo que es”, creo que habría que aplicarla al cuerpo técnico y a gran parte del pueblo argentino; todavía no nos dimos cuenta de lo que es, porque si bien esto no es tenis, sino un juego de equipo, sería de necios no intentar explotarlo al máximo, crear las condiciones para que el innegable mejor jugador de todos pueda sentirse cómodo y detonar, pero esta situación, la que hablábamos, lo ofusca hasta a él, lo aleja, porque es eso, queda separado de todos, en juego y en ideas. Espero que la Argentina pueda explotar su potencial de la manera más clara y con el mayor sentido común posible, así sus integrantes (todos buenos, uno exageradamente) puedan ser felices y divertirse jugando.

Otra consecuencia de los apuros de esta Selección es la dependencia a contentar a una afición más preocupada por resaltar flaquezas, por solicitar codiciosamente jugadores “del pueblo”, o por exacerbar los rendimientos que tienen los jugadores en sus clubes y no en el Seleccionado; se pide sin discernir en un plan, la afición no parte del punto de sentir orgullo por sus jugadores y luego exigirles, sino que es al revés, repelen de su rendimiento en Europa y los tantean esperando a que resbalen para poder escupir la frase “vieron? No juegan igual que allá, no quieren a la Selección”, deduzco que gran responsabilidad de esta patología se establece en la populista y vergonzosa prensa (deportiva también) Argentina, no todos, claro está, hay periodistas y muy buenos, pero ya sabemos cómo funciona esto dentro del sistema.  Lo trágico es que el DT y sus ayudantes caigan tan deprisa en este juego de mentes; sería muy bueno una afición que exija un proyecto, un juego asociado, y no nombres, pero esto no es mayoría, por eso existe el DT para que tome estas decisiones, para que no le tiemble el pulso cuando tiene que desarrollar un proyecto, una idea, y no patear el tablero a las primeras de cambio porque la gente pide a tal o tal otro jugador; hay que luchar por la construcción de una identidad en el juego, y ser fuertes mentalmente en esto para lograr en camino, no cegarse, tener paciencia. Las últimas desventuras demostraron – por si había dudas - que ese no era el rumbo, tropezar otra vez con la inmensa roca tan pronto es más que preocupante. Los intérpretes para llevar a cabo una buena obra están ahí, todos, los tenemos, una generación de jugadores exquisitos,  exitosos y de los cuales nadie debería negar su categoría y capacidad de compromiso, Batista tiene que lograr ordenarlos, gestionarlos y explotarlos, dudo que sea fácil,  pero más difícil y lamentable es perder tan velozmente el plan por nada, busquemos el proyecto a largo plazo, una idea que se base en el juego asociado, en el desmarque y en la explosión, tenemos a los mejores para hacerlo, no nos compliquemos tanto la vida, no pensemos mirando el reloj y con la calculadora en la mano, pensemos en fútbol, seguro que se puede.

sábado, 7 de mayo de 2011

La final es de fútbol

Notar como el relator de TVE se quiere matar

Se fueron, ya pasaron, polémicas detrás, los clásicos del fútbol español transportados a todas las competencias son parte del recuerdo, reciente sí, pero recuerdo al fin.  Tal vez los más significativos, por trascendencia mundial y futbolística fueron los dos últimos, los de la Liga de Campeones. La Champions los citaba ya desgastados, y el primer derbi en el Bernabeu sacó los colores más de uno que de otro. Allá en la ida, el Barcelona planteó su partido, el del control, toque, fútbol y esperar la oportunidad de rematar esa posesión infinita. Mourinho erró el plan, creyó que un empate a cero en su campo era buen resultado (fueron sus palabras en la incendiable conferencia de prensa post partido, en la cual, el que sufrió quemaduras de 3er grado fue él y su equipo) y ahí perdió gran parte de la posibilidad de pasar de ronda, a la final, tan ansiada.  El Barça hizo su juego, el Madrid jugó al límite, con Pepe como punzón de su expresión, y se sabe que abusar de los márgenes que impone un reglamento, traspasándolos, puede ocurrir que la ley (a veces pasota para ciertos equipos) termine actuando, algo que tal vez en el Real Madrid no estén muy acostumbrados a padecer, pero que es tan legitimo como un reglamento básico de fútbol; el que pega con temeridad será sancionado. Pepe fue la punta del Iceberg, pero Mou lo hizo.  Su equipo quedo con diez (merecidamente, no vamos a darle muchas más vueltas a un planchazo de roja directa, que es lo que fue) y ahí el Madrid enfatizó su planteo protector, de equipo pequeño, la pasividad del que se siente menos que otro pero que nunca reconocerá sus defectos. El Barça se inspiró, Xavi comenzó a darle más ritmo al medio campo, Messi asustaba a todo el aparato blanco, Afellay le imprimió vértigo a Marcelo (Ángel Sánchez le diría “te desbordan todos, Marcelo” ) centro perfecto y un rayo llamado Messi se iluminó y desapareció, el trueno, como suele pasar, llegó segundos después, lo escuchó Casillas y Ramos, los más cercanos a todo lo ocurrido, el ruido fue el gol, el Barça ya sacaba ventaja y la eliminatoria se ponía de cara. 
 

El partido moría, el Barça gestionaba y  el Madrid se hacía  cada vez más pequeño, Messi, como una bestia en la jungla, olfateó el miedo merengue, y encaró, sabía de las distracciones, de jugadores blancos al borde de la sanción, no dudo de esto; lo supo todo, y aceleró, pasó a uno, los demás dudaron en hacer falta o dejar que lo frene su próxima víctima, pero ya era tarde, dudar con Messi en carrera es dejar librado al azar demasiadas cosas, es aventurarse al error de un tipo que no suele fallar, y no falló.  Gol antológico, de esos que se recordaran siempre, 0 – 2 en el Bernabeu, a falta de 3 minutos, la eliminatoria se ponía a tiro para el equipo Culé, ¿el Madrid? Optó por acomodarse en las palabras de su técnico, tratando de inventar una supuesta trama contra su equipo, a favor del Barça, argumento que no conocía sustento alguno, pero que se apoyaba en las palabras de Mourinho y en la transmisión de estos por parte de los jugadores merengues y de la tristemente célebre “central lechera” (Marca, As, Cope, Intereconomia, TeleMadrid, etc.), nunca hablará de sus limitaciones que son las de su equipo, de sus planteos que hacen sentir a sus propios jugadores menos que el rival.

La vuelta en el Camp Nou descansaba en dos pilares; uno, si el Barça sería capaz de gestionar la renta de la ida, el otro, si el Madrid reaccionaría, obligado a hacerlo, y con qué argumentos. Lo cierto es que fue un partido muy intenso, bajo una tremenda lluvia, el Madrid salió con ganas, a llevarse por delante al Barcelona, presionando bien arriba, y con Kaka, Higuaín y Albiol como novedades (por Kherida y los suspendidos Pepe y Sergio Ramos) los cambios (sobre todo los ofensivos) no dieron demasiado fondo al Madrid, es más, pasado los primeros 15 minutos donde incomodó al Barça, impidiéndole hacer su juego pero sin atacarlo demasiado, el Madrid se enfrió y Xavi, Iniesta y Messi comenzaron a tener el balón, generaron juego, y le vieron varias veces la cara a Casillas, el portero del Madrid salvó a su equipo en varias ocasiones en lo que pudo haber sido la temprana despedida.  La 2da parte comenzó igual que la primera, el Madrid se fue arriba, presionando en la salida del Barcelona, pero no generó demasiado peligro, el equipo de Mourinho volvió a tomar la postura de la indignación por un supuesto gol de Higuaín anulado; lo indiscutible es que en esta jugada tan protestada post partido por el equipo blanco, y que se pita falta de Ronaldo a Mascherano (pudo haber sido falta anterior de Pique al portugués, luego este cae encima de Mascherano impidiéndole llegar a la pelota) la acción había sido anulada antes de que la pelota llegue al delantero del Madrid, a Higuain, el árbitro no esperó a que reciba y rematara, con lo que – y por favor, haber si alguno se lee el reglamento – no se le anula un gol al Madrid, se sanciona una falta anterior. Cualquiera que haya visto alguna vez un partido de fútbol sabe que jugadas como estas hay miles por partido, de todas maneras, nada nos exime del llanto blanco, latosa y engañada forma de no ver la realidad de toda la eliminatoria.

Luego en otra jugada para el recuerdo Pedro marcó el tanto del Barcelona; la comienza Valdez (el primer atacante blaugrana) con un toque sutil de primera que es un pase de 20 metros a Alves, la pelota pasa por encima de Xavi Alonso que ya quedaba descolgado y debía recular, Alves se fue, pasó mitad del campo y abrió a la otra banda para Iniesta, el hombre que pone pausa y estilo a este equipo, avanzó unos metros y autorizó (no pasa, faculta) a Pedro, en el medio Messi imanta a 3 defensas sin tocar el balón, Pedro espectral; se materializa frente a Casillas, el desmarque fue de manual,  perfecto, y como siempre, define a un palo, ajustado remate que  precintaba la eliminatoria, faltaba alrededor de media hora para que el sueño de Wembley se concrete.  Marcelo, tras una jugada individual de Di Maria (con Casillas, lo único potable del Madrid en estos clásicos de Champions) que remata al poste, haciéndose con el revote centra a Marcelo que empuja a la red el empate que decoró el resultado.
El Barcelona hizo lo que para muchos es complicado, pero innato para este equipo, casi privativo; jugar a la pelota con la pelota. Esta simpleza dejó en evidencia las carencias de un equipo de más de 500 millones de euros,  que sale a defenderse por dos factores claves, no contrapuestos: primero, el terrible síndrome de inferioridad que corre por las venas del equipo de Charmartin cada vez que se enfrenta al Barça, segundo, y como consecuencia, su maquiavélico técnico insufle el pragmatismo del mártir, para poder cruzar el límite de lo permitido dentro y fuera del campo, usando esta condición como coartada que lo exime de demostrar con conceptos sobre lo que realmente trata todo esto; un deporte y nada más. Pero Mourinho y sus sequitos prefieren ofuscarse en confabulaciones kafkianas para perjudicar al Madrid. Lo malo de ser un mal perdedor no es el cuadro que declara hacia los demás, sino las limitaciones propias que se vuelven patológicas e impiden poder superar las circunstancias planteadas. Mou y los suyos deberán aprender a convivir con este fantasma, o tal vez se trate de algo natural, casi congénito, para ellos.

El Barcelona, Guardiola y los suyos, después de la final de copa entendieron que para poder superar a un equipo que lleva la negación de la pelota como estandarte, para lograr rehacerse de la falta de gol que padecían los delanteros del culé,  habría que sitiar el balón desde atrás, imponiendo una dictadura basada en el bloque del equipo; defenderse con la pelota pero a lo exagerado, que el vértigo no sea precipitación, la araña blaugrana tejió, tejió y no paró de tejer, mató al Madrid desde la impotencia (el Real Madrid registró sólo dos remates al arco en 180 minutos de juego), sin dudas la mayor virtud del Barça, en esta eliminatoria, fue la paciencia.
La final del 28 de mayo en Wembley será distinta a todo lo vivido, frente al Barça habrá un verdadero equipazo, aceitado como el Blaugrana, con tanta hambre de gloria como este, nada menos que el Manchester United, para muchos será la revancha de hace dos años, para otros una nueva posibilidad de ganar el título continental más importante, lo que es seguro, es que será un partidazo entre dos equipos que juegan al fútbol sin mártires y con la pelota.