domingo, 23 de mayo de 2010

La amenaza fantasma


Hay gente que no cree en fantasmas, es difícil creer en ellos ya que no es más que un cuerpo casi invisible, más bien ausente, que deambula por diferentes sitios, viviendo paralelamente diferentes acciones. Para todos ellos que no aceptan esta posibilidad me gustaría que vieran jugar al Inter de Milán, de tener que aconsejar algún partido en particular, me inclinaría por la final de la Liga de Campeones disputada ayer en Madrid. Créanme, los fantasmas existen, el ejemplo implícito es Diego Milito, un jugador espectral. No recuerdo un futbolista capaz de alejarse tanto de un partido, de no participar activamente pero ser una amenaza pasiva constante. Se esconde en las sombras de los rivales, cae a una banda o aparece en otra, siempre es una referencia, siempre llega primero pero sobre todas las cosas cada pelotazo que lanzan los defensas o medios del Inter los transforma en un pase, en su mayoría, en asistencias de gol, una rara pero soberbia virtud, ya no se trata de explotar las zonas, tampoco de sacar petróleo de jugadas aisladas, no, Milito es un alquimista del espacio – tiempo. Conoce, de algún modo esotérico, lo que le sucede a la pelota en los últimos 35 metros del terreno de juego, y transmuta su estado de objeto solitario a debatir en un metal que como la lapa se pega a sus pies imantados para convertirse, en un instante no muy lejano, en oro con forma de gol.
Una vez, al ser preguntado, Magic Johnson definió a Larry Bird como jugador: “es increíble, mide más de dos metros pero se mueve como un rayo, no salta demasiado pero llega más alto, parece lento y llega antes...”. Si Magic jugara al fútbol y fuera rival de Milito, sus palabras se repetirían, porque esa es la sensación que da el delantero argentino.

El fantasma surge en cada reflejo de una jugada de peligro, como de la nada, se recrea en el silencio que hay entre los defensores y mediocampistas rivales, el primer gol al Bayern de Múnich es un vivo retrato: pelotazo largo de Julio Cesar, un balón a ningún lado, el cual controlaría Demichelis, hasta que de la nada salta Diego para colocarle la pelota en los pies a Sneijder, de pronto la jugada aislada cobra una velocidad de riesgo absoluto, como si de la nada apareciera un león en el medio de una plaza de ciudad, no hubo tiempo para oler a la muerte, Milito ya se había transportado tres metros delante de Demichelis y el talentoso holandés le devolvería la pared… el arquero saldría apresurado, los defensas (todos con una perfecta imagen de la espalda de Diego) intentarían cerrar, hubo un amago (dicen) y fue gol. Lo que tuvo lugar en el Bernabéu el 22 de mayo del 2010 no fue otra cosa que una nueva aparición espectral, un fantasma tan definitorio como definitivo, de Avellaneda a la inmortalidad, crean… crean, que vale la pena.

Corolario 1: Dié ¿Cómo haces para sentar a este tipo en Sudáfrica?, sabiendo que jugaremos de contra, de la misma manera que Messi es insustituible, Milito, hoy por hoy y con ese sistema, lo es también.

Corolario 2 (futurología barata y zapatos de goma): A Diego Milito lo termina comprando el Madrid, deja de ser un fantasma para pasar a ser un muerto viviente, hace 5 goles en 38 partidos, no gana nada, erra un penal en la final de la copa del rey, y lo terminan regalando al Cádiz(?).
No pobre Diego, larga vida al espectro, y el mas sano consejo: alejate de todo lo que venga del Madrid.



Las perlas del fantasma


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